Fijar precios que maximicen tus ingresos puede parecer una fórmula misteriosa, pero es una decisión estratégica que tiene un impacto directo en tu rentabilidad. Como anfitrión, tu objetivo no es simplemente ocupar noches, sino hacerlo al mejor precio posible sin afectar la demanda.

Es común mirar cuánto cobra el vecino y replicarlo. Sin embargo, esa estrategia puede llevarte a dos errores: cobrar por debajo de lo que vale tu alojamiento, o fijar un precio que no tiene relación con tu propuesta de valor.

En lugar de copiar, analiza. Factores como ubicación, diseño, amenities, capacidad y experiencia de usuario hacen que tu propiedad tenga una dinámica única. Y eso debe reflejarse en tu tarifa.

Para fijar precios que maximicen tus ingresos sin perder reservas, necesitas encontrar ese punto medio en el que tus ingresos por noche se mantienen altos, pero la tasa de ocupación no cae.

Te recomendamos considerar:

• Precio mínimo rentable: incluye todos tus costos y un margen de ganancia.

• Estacionalidad: adapta tus tarifas a la demanda real (no solo a los calendarios).

• Segmento de huésped ideal: define a quién le estás hablando con tu precio.

• Percepción de valor: fotos, descripciones y amenities deben justificar tu tarifa.

Las plataformas como Airbnb ofrecen herramientas de “precio dinámico”. Son útiles como referencia, pero si no estableces tus límites mínimos y máximos, podrías terminar regalando tu alojamiento en temporada baja o perdiendo reservas por precios fuera de mercado.

Usa estas herramientas como apoyo, pero no dejes en piloto automático una decisión tan estratégica.

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